Textiles y destrezas: un museo que promueve la producción textil

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Un museo en Oaxaca actúa como intermediario entre productores de hilo y artistas procedentes de pueblos indígenas: una intervención productiva que lleva al público a una apreciación cada vez mayor del valor de los textiles hechos a mano.

Los textiles de distintos pueblos indígenas en México son famosos por su belleza y diversidad. Entre estos, los textiles de Oaxaca se valoran de modo particular, pues representan a comunidades específicas, cada una con un contexto histórico y lenguaje propios. El aumento de la demanda de textiles artesanales durante la segunda mitad del siglo xx desencadenó, de forma paralela, una caída en los precios. ¿Cuál es la lógica de valor detrás de este sistema? Sin duda, un incremento de la demanda debería conducir a un aumento de precios; pero no exactamente. Esta reacción sucede con piezas únicas destinadas a museos, galerías y coleccionistas. Y, sin embargo, casi de manera simultánea, un enorme mercado para el turismo se va desplegando a medida que más personas desean, por ejemplo, una blusa o un rebozo. Para satisfacer esta demanda, y dada la necesidad de contar con un ingreso, existen familias y talleres que se ven orillados a producir “en serie”. Ello resulta en una depreciación económica y cualitativa.

Desgraciadamente, cuando se emplean materiales de baja calidad, la relación entre la calidad de los materiales y las horas de trabajo no es rentable. Una tejedora experta puede pasar meses tejiendo un rebozo, lo haga con materiales de buena o mala calidad. Si bien el precio final puede resultar relativamente bajo por haber empleado materiales de baja calidad, lo que realmente hay que tener en cuenta es la cantidad de trabajo que lleva el proceso de tejido.

El Museo Textil de Oaxaca (MTO) fue creado en 2008 por la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. Fue pensado como un espacio de intercambio, abierto a las prácticas textiles tradicionales y contemporáneas, con un espíritu que habla directamente a tejedoras/es, tintoreras/os, bordadoras/es… en una palabra, a las/os artistas. El diseño museográfico del museo apunta a presentar los textiles locales como obras de arte, no solo como objetos etnográficos o antropológicos, sino como un medio para expresar un conjunto de conocimientos, tradiciones, innovaciones y gustos. El objetivo de este enfoque artístico es cambiar la actitud que tiene la mayoría de la gente cuando observa textiles procedentes de poblaciones indígenas. Queremos cambiar las mentalidades para que el público aprecie estas creaciones textiles tanto como apreciaría cualquier otra obra de las llamadas “bellas artes”, o incluso más.

En la tienda del museo somos conscientes de la necesidad de un precio justo por la labor de las/os tejedoras/ es y hemos promovido la producción y apreciación de textiles de buena calidad. Para la creación de dichos textiles, la calidad de los materiales es tan importante como el talento de las/ os artistas; por ello, es fundamental emplear hilos de buena calidad. Sin embargo, conseguirlos no es tarea sencilla. Solo unas pocas compañías mexicanas producen buen hilo, con colores estables. Puesto que estas compañías suelen vender a la industria, y vender al menudeo no es igualmente redituable, el MTO se ofreció como mediador entre los fabricantes de hilo y las/ os artistas del textil.

Remigio Mestas , promotor cultural que impulsara una ola creativa y de valoración de los textiles de Oaxaca en los años noventa, fue el primero en explorar esta idea. El éxito de su iniciativa no solo se debe a su carisma personal, sino también a su habilidad para incorporar hilaturas especiales en las tradiciones textiles locales. Con el tiempo, su galería ha ofrecido textiles realizados en seda del Tíbet, o hilos finos hilados a mano en Oaxaca, entre muchos otros materiales. El nombre del proyecto del MTO se acuñó en una de nuestras conversaciones: hiloteca, un lugar donde se buscan hilos.

El MTO empezó este proyecto en 2015. El paso inicial fue proveer algodón hilado industrialmente en diferentes calibres y colores para hilar y bordar. Nuestros mecenas proporcionaron el capital inicial para poner el proyecto en funcionamiento. El museo no estableció la generación de ganancias como uno de los objetivos de este proyecto, pero era fundamental que este pudiera crear un proceso dinámico en el que la inversión pudiera ser transformada constantemente en reinversión. Los gastos de envío y administración son los únicos que se añaden al precio final del hilo. A diferencia de un mayorista, el museo no establece un peso mínimo por pedido, lo cual ha resultado crucial para esta iniciativa.

El diseño museográfico del museo apunta a presentar los textiles locales como obras de arte, no solo como objetos etnográficos o antropológicos, sino como un medio para expresar un conjunto de conocimientos, tradiciones, innovaciones y gustos.

En 2016 llegamos a un acuerdo con nuestros mecenas: el museo recibiría fondos adicionales cada año fiscal para incorporar nuevos hilos en el programa, mientras que la compra de hilos que ya fueran parte del inventario se mantendría mediante los ingresos obtenidos a partir de la venta de dichos hilos. Este acuerdo ha traído consigo dos beneficios importantes:

1. Hemos podido incorporar hilos poco comunes provistos por manufactureros industriales, así como hilaturas locales y únicas. Por ejemplo, seda criolla hilada a mano, de las montañas del norte de Oaxaca, o algodón hilado a mano cultivado localmente, de la costa mixteca. Esto genera ingresos para las/os hilanderas/os, tintoreras/os y productoras/es de seda y algodón. También hemos podido seguir el ejemplo de Remigio Mestas, importando hilos especiales (como seda devanada o bambú) y tiñéndolos en Oaxaca con tintes naturales locales. Dicha mezcla de bienes está lejos de ser una práctica contemporánea: ha existido durante siglos. La introducción de la lana en el continente americano (y su rápida adopción por parte de diferentes pueblos) es notable ejemplo de ello.

2. Después de estos cinco primeros años, la cantidad de dinero que se ha reinvertido en el proyecto es tres veces mayor que el capital inicial. Esta situación nos da una gran flexibilidad para mantener un reabastecimiento constante de productos. Los textiles que se elaboran con estos hilos suelen encontrar una salida en la tienda del museo y en ventas especiales.

Si bien la mayoría de las personas que compran hilos a través de este proyecto provienen de comunidades establecidas en Oaxaca, también proveemos hilos a tejedoras/es y bordadoras/es de otras regiones de México, incluso del extranjero. El papel activo del museo en convocar gente para asistir a congresos, charlas, talleres y participar de otras oportunidades de capacitación ha generado una amplia red de personas que se enteran de este proyecto y se interesan en él. Las/os tejedoras/es que reciben un financiamiento especial por parte de proyectos públicos inmediatamente invierten ese dinero en los hilos que proveemos. Recientemente, empezamos a incorporar tejidos que son difíciles de encontrar en Oaxaca (tanto tejidos a mano como de producción industrial) para que las/os bordadoras/es tuvieran una mayor diversidad de opciones para su trabajo, y pudieran alejarse del mercado sobresaturado de tejidos de poliéster. De modo lento pero seguro, las/os artistas emplean, cada vez más, los hilos y tejidos que encuentran en el MTO, pues el público también ha empezado a distinguir el uso de materiales de buena calidad y aprecia cada vez más el valor que representan estos textiles hechos a mano. Esta es una contribución trascendente, ya que el público general comprende de modo más amplio el concepto de valor por sobre el precio que pueda indicar una etiqueta.

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