La inversión de impacto debe priorizar a la gente y ser igualitaria en términos de raza y género. Una aceleradora de inversión temprana y de desarrollo de marca para el sector de lujo ofrece un modelo.
Decirlo no es fácil, pero es necesario. No me siento incómodo porque no esté seguro de lo que voy a decir, sino porque no debería necesitar decirlo. A decir verdad, estamos en un punto tan crítico en el tiempo y con tal nivel de riesgo que debemos ser perspicaces, determinados y resueltos no solamente para crear un cambio, sino además para hacerlo de manera democrática y buscando el beneficio de todos, no solamente el de unos cuantos privilegiados. Esta es la visión que nos motiva colectivamente y que se ubica en el núcleo de quienes somos y lo que hacemos en Frallain. Esta visión se manifiesta en forma de la creencia central y unificadora en que la inversión de impacto y el compromiso con la creatividad sostenible no pueden ser imperativos diseñados solamente para desatar el crecimiento económico, sino que deben estar inexorablemente atados a la necesidad de que haya paridad e igualdad de oportunidades en el mercado global. El riesgo significativo y crítico es que nuestros esfuerzos bienintencionados terminen creando entornos en los que los recursos disponibles para el impacto pongan a las industrias creativas en la mira pero se olviden de las personas en esas industrias que tradicionalmente han sido marginalizadas, puestas de lado de manera estratégica y, en muchos casos, ignoradas.
Los constructos socioeconómicos de la mayoría de las naciones del primer mundo han virado lentamente hacia el reconocimiento de la idea de que el camino más ventajoso para el viaje de la humanidad consiste en expandir el campo de oportunidad para las industrias que pueden hacer contribuciones más eficientes a la economía global. A medida que las plataformas y herramientas digitales siguen empoderando y conectando a las personas con las ideas, el optimismo ilimitado y la innovación de los creativos de todo el mundo les ha permitido escribir increíbles historias de éxito, incluso cuando se enfrentan a obstáculos imposibles y que podrían aniquilar sus sueños. ¿Quién mejor para apoyar y facilitar esta nueva evolución que aquellos que han, a la fecha, logrado tanto con tan poco?
En sí mismas, estas realidades son suficientemente desafiantes, pero crean un entorno de marginalización prácticamente hermética en una industria con una incapacidad aparentemente habitual para conciliar a los diseñadores de color con el concepto de “lujo”
Decir que la inversión destinada a los sectores de crecimiento facilita el crecimiento equitativo sigue siendo una falacia. En este momento tenemos una oportunidad (y yo diría que es una obligación) de inventar y financiar mejores caminos hacia un descubrimiento incluyente y mecanismos de apoyo para los creativos y las marcas que reflejen la diversidad de la población global de manera acertada.
Nuestra sensibilidad hacia el apoyo del capital creativo es la razón por la cual el nicho específico de Frallain es encontrar, apoyar, hacer crecer y empoderar marcas de moda de lujo emergentes y piloteadas por creativos de color provenientes de Africa, India, Asia, Oriente medio y sus diásporas. La sustentabilidad (trabajar de manera eficiente, ética y responsable) ha estado en el núcleo de las marcas de muchos de estos diseñadores. No solamente porque estos son sus valores intrínsecos, sino también porque una relación limpia, justa y renovable entre ellos mismos como productores y los recursos que emplean es un componente necesario en el crecimiento de una pequeña empresa en entornos difíciles.
Linn Lunn Hla Myaing (conocido como Khit Bhone Thit), un antiguo luchador por la libertad de Myanmar que se convirtió en diseñador de ropa de calle de lujo, es un ejemplo perfecto. Cada pieza de su colección, creada usando una rica fusión entre la cultura y la iconografía religiosa Birmanas, es tanto una celebración de la cultura como una postura de esperanza en la unidad de toda la población global y en contra del racismo. A su vez, su marca ha creado un ecosistema autosostenible de proveedores y creativos en Myanmar que colaboran para desarrollar cada colección y difundir el mensaje que encarna a la juventud de un país que, de lo contrario, caería en la desesperanza. El mayor reto para Khit y otros diseñadores es encontrar caminos escalables hacia los ingresos, así como poder ofrecer productos con precios competitivos sin depender de mecanismos insostenibles de producción masiva.

Crédito fotográfico: Hygh Hope
Es en este espacio que la inversión de impacto se hace no sólo importante sino crucial. En un entorno de negocios hiper competitivo, ser capaces de lograr mayor eficacia mientras compiten contra marcas más reconocidas con ciclos de efectivo más lentos pero con mayor participación en el mercado se convierte en una barrera más hacia el éxito. Sumemos virajes aún más lentos hacia la paridad racial y de género a esto, y cualquier marca Davidesca se enfrenta a obstáculos intimidantes del tamaño de Goliath. Es un trasfondo preocupante y virulento de la industria: los diseñadores con talentos excepcionales que crean bienes de calidad de lujo de maneras conscientes de la ética no pueden ponerle precios a sus productos que resulten viables para los minoristas y sus clientes debido a los costos de desarrollo más elevados que resultan de seguir prácticas sustentables.
En sí mismas, estas realidades son suficientemente desafiantes, pero crean un entorno de marginalización prácticamente hermética en una industria con una incapacidad aparentemente habitual para conciliar a los diseñadores de color con el concepto de “lujo”. Nuestro reto, entonces, es desarrollar y perpetuar un acceso democrático a los recursos de impacto que fomenten mejor competencia internacional mientras desarrollamos ejemplos de “prueba de concepto” en el mercado que cambien la percepción del consumidor y aceleren la adopción de bienes producidos de manera sostenible.

Crédito fotográfico: Hygh Hope
Es por eso que hemos creado alianzas estratégicas con entidades heterodoxas y que comparten nuestra forma de pensar, tales como la industria musical. Al acoger firmemente la necesidad de más desarrollo sostenible y mejor relacionamiento ambiental, nuestra relación con grandes disqueras en Estados Unidos y África apalancan y fusionan los activos de ambas industrias para lograr escalas competitivas de aprovisionamiento, desarrollo, marketing, ventas y participación del mercado que, de otra manera, les resultaría a los diseñadores extremadamente difícil alcanzar. Aunar las prácticas altamente creativas y ambientalmente responsables de los talentos en diseño con los artistas que se identifican con ese ethos crea una poderosa ruta hacia el cambio, al mismo tiempo que ofrece plataformas amplificadas que les permite crecer a las marcas.

Crédito fotográfico: Hygh Hope
Nada de esto importa, sin embargo, si el deseo de lograr que la industria evolucione toma prelación sobre la responsabilidad ética de abordar las necesidades de los individuos. La forma y la razón por las cuales buscamos abrirle la puerta y cimentar mejores prácticas de negocios deberían estar orientadas por la comprensión de que las metas que perseguimos son efectos beneficiosos derivados del compromiso con el empoderamiento y el apoyo a los creativos que residen en el corazón de la industria misma. Un enfoque que priorice a la gente y sea igualitario en términos de raza y género, que facilite el acceso a la inversión y a los recursos generará paridad a la vez que se implementen las prácticas sostenibles que imaginamos para nuestro futuro. No perdamos esta oportunidad. Si lo hacemos, puede que no volvamos a tener otra.